sábado, 16 de diciembre de 2017

¿DE QUÉ COLOR QUERÉIS PINTAR EL SOL?


Estoy absolutamente consternado. No hace demasiado viajé a Barcelona y me paseé por sus calles. Había lazos de color amarillo, la gente los usaba. Y bufandas, también de color amarillo, y jerseys y camisetas y gorros y... Alzabas la mirada y veías el color amarillo por todos lados: en los balcones, en las farolas, en los carteles, en los puentes, en los árboles de Navidad...
Y de pronto me llegan noticias de que unos no paran de interponer denuncias, mientras la guardia civil, los mossos de esquadra y otros se pasean por las calles, por los pueblos y por las ciudades para ordenar que retiren el color amarillo de los campos, de los balcones, de los puentes, de los árboles de Navidad, de todas partes. Y todo por orden de la autoridad. Incluso han hecho retirar las botellas amarillas de unos campos que servían per cazar los insectos que atacan a las cosechas. Hasta este punto han llegado.
¿Acaso habéis perdido el juicio? Es decir: a partir de ahora en Catalunya ya no existe el color amarillo. ¡Ah!
Eso significa que tras la lluvia aparecerá un arco iris de seis colores, en lugar de siete.
Eso significa que las margaritas han sido erradicadas de Catalunya.
Eso significa que todos los coches de color amarillo no pueden circular ni por la calle ni por las carreteras de Catalunya.
Eso significa, por lo tanto, que los taxis de Barcelona tienen que prohibirse.
Eso significa que la bandera española, a partir de ahora cuando ondee en Catalunya, será “roja y...” algo más. Pero nunca gualda. Porque el color gualda es amarillo dorado. Pero es amarillo, al fin y a la postre. ¿Verdad?
Eso significa que todas las hierbas y flores del campo que sean amarillas, en Catalunya tendrán que desaparecer o cambiar de color. Por imperativo legal, naturalmente.
Eso significa que Catalunya incrementará el turismo hasta tal extremo que no cabrá ni un alfiler. ¿Quién quiere perderse el espectáculo único que representa contemplar el astro rey, nuestro amado sol que nos alumbra y nos calienta desde lo más alto del firmamento, de pronto pintado de verde o de rojo o de azul o... ¿Qué color escogerán los que tienen la autoridad para decidir?
Me perdonaréis, pero me río de todos los... (no sé cómo calificarlos)... que ya no saben qué hacer ante un símbolo que ya es tan fuerte que los asusta hasta el extremo de querer lograr que desaparezca un color del arco iris.
En una campaña electoral cada contendiente escoge su color, su motivo, su frase, su lema y su discurso. Si las circunstancias favorecen a algún grupo, o a más de uno, y les permite aprovecharse de un color, de un olor, de una idea o de lo que sea, ¿quién eres tú para decir que no es válido, como cuando éramos criaturas y jugábamos en el patio de la escuela?
Habéis (quien sea que toma estas decisiones) llegado a un extremo de locura y cerrazón tan grande que podría darme risa, pero me da pena y hasta miedo. ¿Qué no seréis capaces de hacer, si pretendéis eliminar por decreto un color del universo?
Cuando menos, me gustaría que hicieseis un referendum para determinar qué color es el escogido mayoritariament para pintar el sol. Sería todo un detalle de democracia. ¿No es así?
A ver si la fortuna me sonríe y, de una vez por todas, me planto ante el espejo, me miro fijamente a los ojos y me digo muy convencido: Abre los ojos y despierta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario