lunes, 17 de noviembre de 2014

¡IMPUTADOS A LA CALLE! O EL RÁBANO POR LAS HOJAS

La gran polémica en España es si un político imputado tiene que dejar su puesto, dimitir.
Parece que lo correcto "políticamente" es decir que sí.
Me van a perdonar, pero creo que están cogiendo el rábano por las hojas y nadie se atreve a meter el dedo en la llaga.
Razonemos: con esa filosofía es fácil apartar a la cuneta a quien nos toca las narices. Conseguimos que le imputen y ya está. Así de simple. Luego, como la justicia va a paso de tortuga, cuando dentro de diez años se determine que no es culpable, el político en cuestión ya está en vía muerta y nadie se acuerda de qué se le acusaba y nadie se parará a pensar ni un instante lo que se le hizo ni cómo se le hizo. Pertenecerá al pasado.
¿Dónde está la llaga para meter el dedo? En la justicia; en la lentitud de los procesos; en la falta de medios de los jueces. ¡Ahí es donde le duele!
Y nadie, absolutamente nadie, ningún político de ningún bando ni partido ni grupo ni nada de nada, ha mencionado ese detalle ni mucho menos lo ha convertido en bandera.
Si los jueces tienen medios, se puede conseguir que un juicio dure meses, en lugar de años, y que la sentencia se dicte rápido. Entonces... ¿tiene  sentido hablar de si dimite por imputación? No, por supuesto. Ya lo echarán cuando se le declare culpable o, simplemente, ni siquiera necesitará rehabilitación cuando se dictamine que no es culpable.
Pero parece que a ningún político le interesa que la justicia vaya rápido (a ninguno) y se pasan el día discutiendo sobre cuándo debe dimitir un político.
Señores políticos: o ustedes son muy poco inteligentes y no ven dónde está el problema o se quieren hacer demasiado el listillo y prefieren ocultarlo entre absurdas discusiones para ver quién es el más honrado.
¡Basta ya de tomar el pelo al elector! Den a la justicia los medios que le corresponden, háganla auténticamente independiente y consigan que funcione al ritmo deseado. No al deseado por ustedes, evidentemente.
Querido lector, juzga por ti mismo y abre los ojos y despierta.

martes, 6 de mayo de 2014

¡A LA MIERDA EL DÍA DE LA MADRE QUE NOS PARIÓ!

 

En nuestras latitudes se celebra el día de la madre durante el primer domingo del mes de mayo. En otros países es otro día, pero en todos se celebra ese día tan hermoso y tan señalado.
Hermoso porque se juega con un sentimiento y señalado porque queda claro que es un día en el que hay que gastar dinero.
Señoras y señores, como siempre la economía ha pasado por encima de todo y ha convertido lo que es en lo que no es.
En 1870, Julia Ward Howe escribió un poema dedicado al día de las madres, pero no “al día de la madre”. Madres en plural, porque luchó para que ese día fuese proclamado como el día en que LAS MADRES se revelaban contra las guerras y gritaban que ya estaban hartas de ver a sus hijos y a sus esposos ir a luchar y no regresar o regresar a pedazos.
Éste, y no otro, es “EL DÍA DE LAS MADRES”.
En 1914, el congreso de Los Estados Unidos de América decidió establecer el segundo domingo de mayo como el día de la madre. Anna Jarvis, hija de otra Anna Jarvis, que fue seguidora de Julia Ward Howe, se opuso a la comercialización del día de la madre, intentando recuperar el espíritu primitivo y no lo consiguió.
Yo no celebro el día de la madre. ¡No! Así de claro.
Yo no compro chorradas para el día de la madre.
Yo no creo en el día de la madre.
Yo tampoco creo en el día del padre.
Yo prefiero luchar por la paz.
Yo no creo en la fuerza para solucionar conflictos.
Yo estoy harto de que me la den con queso.
Este escrito está a disposición para ser copiado por quien lo desee.
¡Basta ya de engaños!
Ya es hora de que caigan los mitos inventados para convertir un sentimiento en dinero.
El único regalo que querían aquellas madres era que no hubiese más guerras para que sus hijos no muriesen. El resto son ¡PARIDAS! Y los hombres que mandaban, en lugar de escucharlas instituyeron un estúpido día para "contentarlas".
Por favor. ¡Abre los ojos y despierta!
Albert Salvadó