domingo, 4 de marzo de 2012

Aprendices de escribidores: ¿Cómo se sabe si una idea es buena?

¿Por qué insisto tanto en la idea?
Imaginemos una enorme pirámide cabeza para abajo, que se sostienen únicamente por su cúspide, que ahora está debajo. Ese punto tan diminuto es la idea. El resto es todo el desarrollo de la obra. Si la idea no es sólida, la obra no lo será.
Todo descansa sobre la responsabilidad de la idea. Se escriban dos o dos mil páginas, la idea que preside la obra debe estar siempre presente.
Para que nos entendamos: la idea de la obra es el sentimiento que nos anima a escribirla, es lo que deseamos comunicar con esta obra. A veces deseamos escribir una historia que...
En el fondo deseamos comunicar algo, no tan solo contar una historia.
La idea, el sentimiento, el aprendizaje, la lección, la conclusión... son el alma de la historia. Sin alma, no hay cuerpo que viva. Por eso, aunque tengamos clara la historia que queremos contar, aunque sea una obsesión, antes de empezar a escribir, hay que dar con la idea que se esconde tras esa historia. Ella se convertirá en el faro que guia nuestros pasos a buen puerto. Ella dará coherencia a la historia.
¿Entendido?

Però... ¿cómo sabemos si una idea es buena?
Hay una forma infalible de saberlo.
Una vez escrita la idea, hay que imaginar cinco historias distintas que se ajusten a esa idea. Si lo conseguimos, significa que la idea es buena. Si solo nos sale una.. mal asunto. No es una idea, solo es una historia. Hay que seguir buscando.

Por ejemplo, quiero relatar una historia en la que una mujer desea vengarse de su marido. Pero ahí dentro hay mil  ideas: la infidelidad, la violencia de género, la mentira, la traición, el odio... ¿Con cuál de ellas nos quedamos?
Ahora, tras darle mil vueltas, se me ocurre pensar en que "cuando una mujer es buena, es muy buena, pero, cuando es mala, aún es mejor".
¿A que, si lo pensamos cinco minutos, a cada uno de nosotros se nos pueden ocurrir unas cuantas historias en que esto es cierto? Incluso, alguna buena comedia.

Escribir es abrir los ojos y mirar, contemplar y descubrir lo que esconde en nuestro interior para sacarlo fuera y ofrecerlo a los demás.

Así que, abre los ojos y despierta, que no hemos hecho más que empezar.


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